Rubia, delgada, de apariencia frágil, Taylor Swift es como una muñequita de porcelana a quien no le va nada bien en el amor. Claro que ésa es una conclusión bastante facilista, teniendo en cuenta que la cantante y compositora de 20 años ha facturado este año más discos que ningún otro artista en su país y se acerca a la marca de los 30 millones en ventas digitales cantando (y contando), en forma dulce pero no melosa, las penurias sentimentales que ha sufrido en su corta vida.
Ganadora de cuatro Grammys por su segundo álbum, Fearless (debutó con uno homónimo a los 16), el tercero y más reciente se acaba de posicionar rápidamente en el primer puesto de los charts. En Speak Now, ella habla de sus rupturas con Joe Jonas y Taylor Lautner (el lobizón de Crepúsculo) y cuenta metafóricamente todo lo que la frikeó que Kanye West la interrumpiera en la anterior entrega de los premios MTV, arrebatándole el micrófono cuando estaba agradeciendo su premio, para decir que Beyoncé y no ella merecía ganar el rubro Mejor Video. "Cada persona de la que escribo va a saber exactamente cuál es la canción en la que la menciono. Mi disco es como un diario personal de los últimos dos años de mi vida", dice, renuente a dar mayores especificaciones.
Flaquita y alta, Taylor agarra su guitarrita y canta sus historias, cautivando con eso a mucha gente. "Siempre soñé con escuchar mi música en la radio y me mata ahora cuando voy en el auto y pasan algún tema mío". Si todo se da como parece que puede ser, para el año que viene, Taylor tal vez llegue a la Argentina, como parte de una gira que haría por Sudamerica.
fuente: suplemento Si de clarin.com
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