A 70 años del estreno de uno de los mayores íconos del cine mundial, a los
espectadores siempre nos quedará Casablanca, una película pensada como
instrumento de propaganda, que se filmó de manera improvisaba y sin muchas
expectativas pero que se terminó convirtiendo en un clásico de la pantalla
grande y punto ineludible del séptimo arte.
Eran los años de la Segunda Guerra Mundial y del
quiebre de los aliados en la guerra contra el Eje. Por eso el estreno de
Casablanca se hizo para que coincidiera con la invasión de las tropas aliadas en
la costa norte de África y la captura de la ciudad marroquí del mismo
nombre.
Pero la historia de Casablanca no vaticinaba su éxito. Se basó en una obra teatral que nunca se estrenó. El guión estaba sin terminar y el presupuesto era muy bajo.
El guión estaba basado en una pequeña obra teatral titulada Everybody comes to Rick's. Warner compró sus derechos y la filmacón comenzó a finales de mayo de 1942.
El rodaje tampoco estuvo exento de problemas: fue caótico, los diálogos no estaban terminados, el guión muchas veces se completaba a la par de la filmación, muchos actores estaban enfrentados y Bogart y Bergman desconocían cómo terminaba la película horas antes de que se grabara el inolvidable final.
El director Michael Curtiz tenía a tres escritores trabajando diariamente mientras la película se iba completando.
"¿De quién estoy enamorada? ¿De Víctor Lazslo o de Rick?" preguntaba Bergman al director.
"No se sabe todavía", le contestaba el realizador. "Intenta encontrar un punto intermedio".
Ocurre que el desenlace era también desconocido para los actores.
A pesar de todo en 1944 Casablanca ganó los Oscar a mejor película, mejor director, Michael Curtiz, y mejor guión.